"DEPRESIÓN EN EL ADULTO MAYOR”
PROTOCOLO DE INVESTIGACIÓN
PRESENTAN
E.L.E GONZALEZ CUERVO BRENDA KAREN
E.L.E MARTINEZ VELAZQUEZ MARIA LUCIA
E.L.E SÁNCHEZ SÁNCHEZ SHAIRA
E.L.E VALENCIA RODRIGUEZ DIANA KARINA
7° Semestre Grupo 3
Dra. María Del Refugio
Domínguez Melgarejo
Educación en Enfermería
Pachuca, Hgo., 25 de
octubre de 2016
Los trastornos afectivos,
cognoscitivos y conductuales en la edad avanzada constituyen un problema de
salud pública de enormes proporciones, dada su alta prevalencia y su alto costo
social y económico. Dentro de los trastornos afectivos más frecuentes se encuentran
la depresión y la ansiedad, que frecuentemente coexisten y
pueden alterar la capacidad de las personas para mantener su independencia.
Se ha reportado que la asociación
depresión/ansiedad es muy frecuente en el grupo poblacional entre 60 a 75 años,
hasta en un 47.5% y se ha reportado que a mayor edad, (75 años y mas) tiende a
disminuir su frecuencia. (INTERPSIQUIS 2014 XV CONGRESO VIRTUAL DE
PSIQUIATRIA, 2014).
La depresión es una
enfermedad que altera de manera intensa los sentimientos y los pensamientos. La
forma más frecuente de manifestarse es: decaimiento, tristeza, sensación de
incapacidad para afrontar las actividades y retos diarios, y la pérdida de
interés en actividades que previamente resultaban placenteras. Las actividades
básicas (alimentación, sueño y auto-cuidado) están afectadas, así como el curso
del pensamiento, del lenguaje, y la sexualidad. Habitualmente quien sufre
depresión presenta enlentecimiento o descenso en prácticamente todos los
aspectos de la emoción y el comportamiento.
La prevalencia de depresión en el
anciano, dependerá de la definición adoptada de “depresión”. También depende de
la población estudiada, si son pacientes de la consulta externa, hospitalizados
y crónicamente institucionalizados, población general. Por ejemplo, según el
DSM-IV-TR, (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), la
prevalencia varía entre 1.3% a 2.8% mientras la (Clasificación Internacional de
Enfermedades) CIE-10 refiere 4.5% a 5.1%. En Latinoamérica, en el estudio SABE
fluctúa entre 16.5% a 30.1%. En Europa con la escala euro-D se reporta de 26.1%
a 31.2% y entre 30 a 36 con la escala GSM-AGECAT. Fluctuaciones similares se
reportan para México y algunos países de Sudamérica.
Pese a la elevada prevalencia de
la depresión, se estima que sólo un 10% de los ancianos que la sufren reciben
un tratamiento adecuado. (INTERPSIQUIS 2014 XV CONGRESO VIRTUAL DE
PSIQUIATRIA, 2014)
A lo largo de los años se han
intentado diversas definiciones acerca de la depresión. Beck en 1970 lo
expresaba en los siguientes términos: “Estado anormal del organismo que se
manifiesta, a través de señales y síntomas, como un estado de ánimo subjetivo bajo,
actitudes pesimistas, una pérdida de espontaneidad”. Once años más tarde
Seligman decía: “Estado de intenso abatimiento que produce un desgaste de la
motivación y una pérdida de interés por la realidad. La persona, además siente
aversión por sí misma sintiéndose inútil y culpable”. (Carmen Garcia
Peña, 2012)
Este proyecto se
relaciona con las diferentes teorías porque estudia el
comportamiento de la sociedad ante una pérdida.
Existe evidencia que
niveles anormales de le serotonina (5-hidroxitriptamina,
5-HT), norepinefrina y dopamina (DA), neurotransmisores aminérgicos que
actúan en las neuronas del sistema nervioso central,
podrían ser importantes en la fisiopatología de la
depresión.
La serotonina ejerce
importante acción en el talante, conducta, movimiento, apreciación
del dolor, actividad sexual, apetito, secreciones endocrinas, funciones
cardiaca y el ciclo de sueño-vigilia. La mayoría de la serotonina
cerebral se genera en los núcleos del rafé, principalmente en
el noveno núcleo del rafé, que se localiza encordado entre la
line media del puente y el bulbo raquídeo, estructuras que forman
parte del tallo cerebral.
La serotonina es producida
a partir del aminoácido triptófano, el cual es transportado a
través de la barrera hemato-encefalica hasta las neuronas por
el gran transportados neutral de aminoácidos (LNAA).
. Presentación
clínica habitual de la depresión
en las personas mayores
1.- Signos y
síntomas de sospecha
ü El mayor que
consulta en numerosas ocasiones o que hace un uso frecuente de los servicios
sanitarios
ü Relatos persistentes
de dolor, u otros síntomas somáticos poco definidos: cansancio, insomnio,
cefalea, cambios en los patrones del ciclo sueño (vigilia, trastornos
alimentarios, signos o síntomas gastrointestinales con exploraciones físicas y
pruebas complementarias repetidamente normales).
ü Retrasos en la
recuperación de patologías médicas o quirúrgicas, rechazos al tratamiento
propuesto o historia de resistencias a recibir el alta del hospital
ü Signos de
aislamiento social
ü Presencia de mayor dependencia,
o de declive funcional en la movilidad
2.- Clínica:
Es frecuente la infradetección de
los síntomas depresivos de los individuos mayores por los proveedores de los
cuidados de la salud51 y, también en este grupo de edad, es habitual que no se
relaten sentimientos de tristeza durante la anamnesis46. Por lo que, la
confianza en la necesidad de la presencia de humor deprimido para el
establecimiento del diagnóstico, puede llevar al infradiagnóstico de depresión
en los individuos mayores.
Las personas mayores deprimidas
tienden a relatar más quejas somáticas y síntomas cognitivos, y en menor
proporción síntomas afectivos. Es posible que nieguen la presencia de humor
deprimido, pero pueden relatar una pérdida de sentimientos o de emoción, y pueden
reconocer una disminución del interés y del placer que experimentan en las
actividades que desarrollan.
Se han encontrado tres
factores que pueden enmascarar el diagnóstico de la depresión en el
mayor:
- Comorbilidad. La presencia de múltiples patologías médicas, por ejemplo Insuficiencia Cardiaca Crónica, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer; hace difícil distinguir los síntomas de depresión de los referidos en ellas. Por ejemplo, la enfermedad de Parkinson tiende a manifestarse con enlentecimiento psicomotor, disminución de la energía y de la motivación, así como cambios en los patrones del sueño y de la alimentación, incluso en ausencia de síntomas depresivos. La discapacidad funcional y la depresión presentan una relación recíproca de tal manera que la primera predice, por sí misma, el desarrollo de depresión; y los síntomas depresivos son un factor de riesgo para el inicio o progresión de la discapacidad. Por este motivo se considera que la depresión es más discapacitante cuando coexiste con otras enfermedades médicas. Los efectos de ambos trastornos, en relación con la funcionalidad, son aditivos y sinérgicos, de manera que parece que, cada condición, tiende a agravar los síntomas, el curso y la respuesta al tratamiento de la otra. La instauración de un tratamiento antidepresivo disminuye los niveles excesivos de discapacidad, y puede resultar en mejoras del nivel de funcionalidad.
- Deterioro cognitivo: La semejanza entre los síntomas cognitivos de la demencia y neurovegetativos de la depresión, complica el diagnóstico de depresión en el contexto de un deterioro cognoscitivo, siendo objeto de múltiples controversias (ver apartado sobre patología asociada).
- Acontecimientos
Vitales Estresantes (AVE). La depresión en pacientes mayores se encuentra
frecuentemente asociada a éstos (pérdida de la salud, de roles, de
capacidad adquisitiva, pérdida de amigos y/o familiares, etc.); debiendo
ser tratada la depresión mayor como una enfermedad grave, incluso si es
precipitada por acontecimientos vitales.
Los síntomas de la depresión en
las personas mayores pueden ser el resultado de una combinación de efectos
genéticos, del propio envejecimiento, de las enfermedades presentes, de los
fármacos ingeridos, y de AVE que pueden actuar como precipitantes.
- Será
fundamental tener en cuenta algunas claves que pueden ayudarnos a
distinguir la depresión en las personas mayores:
- Frecuente
presentación en forma de quejas somáticas. Habitualmente muy cambiantes,
no explicadas por otras patologías médicas, o desproporcionadas a la
afectación que padece el individuo, el cual parece menos dispuesto a hacer
mención de sus síntomas psicológicos en la anamnesis, negando incluso
sentimientos de tristeza. De todas maneras, y a pesar de lo comentado,
siempre se debe tener presente que algunos fármacos, o enfermedades, como
el cáncer de páncreas, o el hipotiroidismo, etc.; pueden ocasionar
alteraciones y síntomas depresivos como primera expresión fenomenológica.
- Presencia
de sentimientos de desesperación. Es frecuente la asociación de depresión
en la persona mayor y pérdida de autoestima, con especial importancia por
su relación con la ideación suicida.
- Asociación
frecuente con ansiedad e inquietud. Las preocupaciones y la tensión
nerviosa se asocian, y en ocasiones se comportan como síntomas prominentes
de la depresión en el mayor. Pueden adicionarse también, de forma
frecuente, quejas de pérdida de memoria, sin deterioro amnésico objetivado
en los test de cribaje, incapacidad de concentrarse, u otros trastornos
cognitivos.
- Disminución
de la sensación de placer o anhedonia. La incapacidad para experimentar
placer en las distintas actividades vitales es un síntoma nuclear de la
depresión, junto con una disminución global del ánimo, y un aumento de la
culpabilización a la enfermedad por la restricción de las actividades
(sabiendo que la depresión puede aumentar la discapacidad en pacientes que
presentan Diabetes Mellitus, Artritis o Cardiopatía). En los individuos
creyentes puede expresarse como un menor sentido de la proximidad a Dios;
en los que tienen responsabilidades de cuidado (de sus nietos, de un
paciente dependiente, etc.) pueden tener sensación de agotamiento, o en
forma de apatía, o aislamiento, por la prolongada dedicación a dicha
tarea.
- Enlentecimiento
psicomotor. Que generalmente no expresará el paciente, sino que
obtendremos a través de nuestra observación, evaluación de pistas no
verbales como la disminución de la velocidad motora y de los movimientos,
así como de una postura encerrada en sí mismo.
- Disminución
del interés en el cuidado y aseo personal, provocando cambios en la
apariencia; así como un abandono del tratamiento farmacológico o dietético
que estaba siguiendo. (Sebastiá Riu Subirana)
MANEJO NO FARMACOLOGICO DE LA
DEPRESION EN EL ADULTO MAYOR
RISOTERAPIA
La Risoterapia es una técnica
terapéutica que está fundamentada en los beneficios que ofrece la risa sobre
nuestra salud, la calidad de vida y el bienestar general. La Risoterapia puede
traer beneficios a cualquier persona que la practique sin que haya una
necesidad anterior por encontrarse mal física o psíquicamente para participar
en un taller de la risa.
Se dice que la distancia más corta entre dos personas es la sonrisa, de ahí la importancia de reir en grupo. Cuando varias personas ríen de una forma sana en grupo mejoran su comunicación verbal y no verbal, y se alcanza una mayor relajación y complicidad.
Por todo lo que acabamos de decir, se hace importante y necesario aprender a desarrollar un pensamiento positivo ante la vida, acrecentar nuestra capacidad para reírnos y entender los beneficios que proporciona el buen humor sobre nuestra salud. Para ello se ha creado la Risoterapia.
Se dice que la distancia más corta entre dos personas es la sonrisa, de ahí la importancia de reir en grupo. Cuando varias personas ríen de una forma sana en grupo mejoran su comunicación verbal y no verbal, y se alcanza una mayor relajación y complicidad.
Por todo lo que acabamos de decir, se hace importante y necesario aprender a desarrollar un pensamiento positivo ante la vida, acrecentar nuestra capacidad para reírnos y entender los beneficios que proporciona el buen humor sobre nuestra salud. Para ello se ha creado la Risoterapia.
TERAPIA OCUPACIONAL
La terapia ocupacional es la
“Praxis que aplica o utiliza la ocupación como agente, enti- dad o medio
terapéutico, con el propósito de preservar, promover, mantener, restablecer y
mejorar la salud o aliviar una situación penosa que afecta al bienestar del
individuo” (Moruno y Romero, 2003)(4).
Atendiendo a la definición
propuesta por la Asociación Americana de Terapia ocupacional (AOTA,
1986)(5):
“Terapia ocupacional es el uso
terapéutico de actividades de autocuidado, trabajo y juego para incrementar la
función independiente, mejorar el desarrollo y prevenir la discapacidad. Puede
incluir la adaptación de tareas o el ambiente para lograr la máxima
independencia y mejorar la calidad de vida.”
REFERENCIAS
- (1) TALLER DE RISOTERAPIA: DISFRUTA CON
DIFERENCIA,CONCEJALIA DE
EDUCACION,http://www.elpuertodesantamaria.es/webs/OEM/2014-2015/pdf/023%20risoterapia.pdf
- (2)Ma Cruz García Rodera y colaboradores.
www.maricruzgarcia.com
- (3)TALLER DE RISOTERAPIA: CÓMO UTILIZAR EL HUMOR
PARA HACER GRUPO IX JORNADAS DE INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS HOGARES VERDES
08/06/2015 Marina Brunete Esteban
marinabruneteesteban@gmail.com
- (4) Moruno P, Romero DM. Definición
de la terapia ocupacional. En: Romero DM, Moruno P (eds.). Terapia
ocupacional teoría y técnicas. Barcelona: Masson; 2003. p. 44-51.
- (5)Durante P. Conceptos básicos de terapia
ocupacional. En: Polonio B, Durante P, Noya B (eds.). Conceptos
fundamentales de terapia ocupacional. Madrid: Editorial Médica
Panamericana; 2001. p. 13-24.